Se trata de un paisaje típico de marisma situado al sur de la provincia. Su extensión es de 67 ha., terminando en una bifurcación de dos brazos formando un delta aluvial en su entrada al mar Mediterráneo. Su valor ecológico proviene sobre todo de su rica avifauna. Posiblemente fue usado en la antiguedad como puerto natural por los pueblos fenicios, según se puede deducir de los restos arqueológicos del cerro del Villar, en su margen oeste.
En cuanto a su flora, se forma sobre todo de vegetación de ribera, como eucaliptos, álamos y sauces. Junto a estas, también podemos encontrar flora perilagunar de carrizos y almajos.
Se trata de una zona de paso fundamental en las migraciones de algunas aves, junto con las lagunas interiores de la provincia, como la cigüeña negra. Otras especies de interés son el flamenco, la espátula, la gaviota Audouin, el martín pescador o la pagaza pequirroja, junto con garzas y anátidas. La fauna se concentra en pequeños mamíferos, como el conejo, la musaraña, roedores, topos y comadrejas.